lunes, 4 de julio de 2022

China y Rusia se hacen con el control de la energía nuclear mundial

 


MADRID.- China y Rusia están construyendo 27 de los 31 nuevos reactores nucleares que se han levantado en el mundo en los últimos cinco años, un porcentaje aplastante que deja atrás tanto a EEUU como Europa. Los americanos acumulan retrasos y un incremento descontrolado de presupuestos en las pocas nuevas centrales que están ejecutando mientras que los europeos siguen dando marcha atrás en su energía atómica con contadas excepciones, según informa El Confidencial. 

Es lo que dice un nuevo informe de la Agencia Internacional de la Energía, que hace un llamamiento a las potencias occidentales para que se apliquen las medidas necesarias que aceleren la construcción de nuevas centrales nucleares con el objetivo de ralentizar el cambio climático y combatir la dependencia de los combustibles fósiles que están afectando gravemente la economía mundial.

Según el director ejecutivo de la agencia, Fatih Birol, "las economías avanzadas han perdido el liderazgo del mercado, ya que 27 de los 31 reactores que comenzaron a construirse desde 2017 son diseños rusos o chinos”. 

La agencia — que se fundó en 1974 para combatir la crisis del petróleo que condujo a uno de las grandes recesiones mundiales — aboga por la creación de nuevas centrales para abaratar el precio de la electricidad, alimentar la industria y conseguir los objetivos de las Naciones Unidas para revertir o ralentizar el cambio climático. 

Birol asegura que la energía nuclear debe volver "en el contexto actual de la crisis energética mundial, el aumento vertiginoso de los precios de los combustibles fósiles, los desafíos de seguridad energética y los ambiciosos compromisos climáticos”. 

Según él, sin embargo, el retorno de la energía atómica “no está garantizado” y los gobiernos de todo el mundo tienen que trabajar duro para “asegurar la operación sostenible y segura de plantas nucleares”, lo que incluye la construcción de nuevas estaciones y la modernización de las antiguas.

Los chinos particularmente lo tienen muy claro: El gigante asiático planea construir 150 nuevas centrales atómicas en los próximos 15 años para reducir su producción de CO2 y obtener la independencia energética en 2035. China construirá centrales atómicas convencionales, con una potencia típica de 1.100 megavatios. 

Por su parte, el Instituto de Energía Nuclear de los Estados Unidos quiere 300 nuevos reactores operativos y conectados a la red en 2050. Los americanos quieren apostar por los reactores compactos. 

En total — según la presidenta y directora ejecutiva del instituto Maria Korsnick — estos reactores añadirán 90 gigavatios a la producción eléctrica del país para esa fecha. Serán significativamente menos potentes que los chinos, con una capacidad de 300 megavatios por reactor. Los 150 reactores chinos añadirán 147 gigavatios quince años antes que los americanos.  

Los rusos no están invirtiendo tanto como los chinos en su propio territorio, pero exportan el diseño de sus reactores a otros países, particularmente aquellos en vías de desarrollo. En estos momentos, según la IEA, hay 19 países construyendo nuevos reactores nucleares. Una cantidad demasiado pequeña, frenada según la agencia por “la oposición pública y política en algunos países”. 

La agencia internacional tiene un objetivo de balance cero de CO2 para 2050, pero afirman que “la mitad de las reducciones de emisiones a mediados de siglo provienen de tecnologías que aún no son comercialmente viables”. En ese bloque se incluyen los reactores modulares por los que abogan los norteamericanos. 

“El menor coste, el menor tamaño y los menores riesgos de proyectos de las RLG pueden mejorar la aceptación social y atraer la inversión privada. Hay un mayor apoyo e interés en Canadá, Francia, el Reino Unido y los Estados Unidos por esta prometedora tecnología”, dice el informe de la organización.  

El gran problema de la energía nuclear siguen siendo los residuos radiactivos de larga duración. China está investigando cómo reciclarlos para convertirlos de nuevo en uranio apto para alimentar sus centrales nucleares. De hecho, aseguran que ya lo han conseguido en el laboratorio, aunque todavía no han anunciado fecha para la puesta en marcha de una planta procesadora que use esta nueva tecnología. 

Pero, aún sin el reciclaje, países nada sospechosos como Suecia o Noruega han demostrado que los residuos pueden ser almacenados de forma segura durante siglos. Y lo que está claro es que, como apunta la agencia, el impacto del clima extremo y el calentamiento global es infinitamente más grave a nivel económico y humano que la existencia de residuos nucleares.

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