MÁLAGA.- La Pasa Moscatel de Málaga es oficialmente desde hoy Patrimonio Agrícola Mundial.
El primero que la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO) concede a un cultivo en Europa. En
España sólo existe otro que es el de las salinas del valle salado de
Añana (Alava), según informa el diario Sur.
El reconocimiento de la pasa moscatel como Sistema
Importante (o Ingenioso) del Patrimonio Agrícola Mundial (Sipam) ha sido
recogido hoy en una ceremonia celebrada en la sede de la FAO en Roma
(Italia) por el consejero de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Rodrigo
Sánchez Haro, que ha estado acompañado de una delegación integrada por
alcaldes de los municipios de la Axarquía productores de pasas,
miembros de la Asociación Moscatel y de la Denominación de Origen
Málaga y Sierras de Málaga, representantes políticos y el delegado
territorial en Málaga, Francisco Javier Salas.
Rodrigo
Sánchez Haro ha subrayado que el reconocimiento de la pasa moscatel como
Sistema Importante (o Ingenioso) del Patrimonio Agrícola Mundial
(Sipam) supone un «impulso decisivo» a un cultivo tradicional «muy
ligado a la tierra, al paisaje y que es garante de biodiversidad y
sostenibilidad social y económica». Así lo ha puesto de relieve en el
acto de entrega de la acreditación «merecida y justa» otorgada por la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO).
Para el responsable del Gobierno andaluz, «un fuerte espaldarazo a un sector del que viven unas 2.000 familias en la comarca y
que mantiene la esencia de lo que es nuestra agricultura tradicional».
La distinción, ha subrayado, «viene a reconocer la dignidad del trabajo
de nuestros agricultores, que muchas veces tienen que hacer un esfuerzo
sobrehumano para recoger la uva pasa», por eso «es un orgullo este
reconocimiento, que esperemos que además sirva para mejorar las
producciones, rentabilizarlas y ponerlas en el mercado».
Sánchez Haro ha incidido en la «oportunidad» de este sello diferenciador no sólo para la salvaguarda de un sistema productivo ancestral que contribuye a mitigar el cambio climático,
sino también para mejorar la comercialización y la diversificación y
fijar, en definitiva, la población al territorio a través de la
protección del patrimonio cultural e inmaterial o la promoción de servicios relacionados con la actividad turística,
gastronómica y los productos autóctonos. Éstos son, a su juicio, «los
retos que compartimos las numerosas instituciones, organismos y empresas
que hemos afrontado, juntos, el largo y enriquecedor camino hacia este
reconocimiento internacional».
Con ello, el dirigente autonómico
ha aludido a los actores «fundamentales» que han apoyado la candidatura
abanderada por la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural,
tales como la Asociación Moscatel o el Consejo Regulador de las
Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) Málaga, Sierras de Málaga y
Pasas de Málaga. Todo ello, sin olvidar a las organizaciones agrarias de la provincia UPA,
COAG y Asaja, la Asociación para la promoción turística de la Axarquía,
la Diputación Provincial y la Universidad de Málaga, las cooperativas
de Almáchar y El Borge e, incluso, el Parlamento de Andalucía y el
Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.
El consejero ha reiterado la implicación de la Consejería
de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural con el futuro de la uva pasa,
algo para lo que, como ha expuesto, en el marco del Programa de
Desarrollo Rural (PDR) de Andalucía 2014-2020, «hemos articulado una
ayuda agroambiental específica para este cultivo, con un presupuesto de
2,2 millones de euros para cinco años de compromisos, con un incentivo
de hasta 359 euros por hectárea que vienen a respaldar la realización de
las tradicionales piletas en las bases de las cepas para evitar la
erosión». De igual modo, ha añadido, «el sector también cuenta con el apoyo transversal de las ayudas a zonas con limitaciones naturales».
Según
ha señelado la Junta en un comunicado, sstas medidas «sólo son el
inicio del compromiso que hemos adquirido con las comunidades locales y
el sector para implementar todas las medidas en defensa
de este cultivo, su resurgimiento y la puesta en valor de unas vides
que conviven con grandes pendientes, suelos poco profundos de pizarra
pobres en nutrientes y materia orgánica y propensos a la erosión por las
lluvias torrenciales».
Plan de Acción
Para ello, se prevé la creación de una figura que se encargue de la gestión del plan de acción para la sostenibilidad de un sistema que contabiliza en la Axarquía malagueña más de 1.600 hectáreas y
alcanza una producción de alrededor de 300 toneladas de uva pasa
anuales. «Hablamos de unas condiciones que, ante la imposibilidad de
mecanización, el escaso margen de rentabilidad y el minifundismo, y
unidas a las prácticas culturales tradicionales, nos llevan a una
viticultura heroica e histórica», ha sentenciado Sánchez Haro.
La uva pasa encuentra sus primeras referencias en la época de los fenicios
y, tras la proliferación de asentamientos en casas de campo denominadas
lagares en el periodo musulmán, a finales del siglo XIX se erigía ya
casi en un monocultivo. Tanto es así que, como ha expresado Sánchez
Haro, define la personalidad geográfica y paisajística de la Axarquía
malagueña. Se trata, según ha explicado, de una agricultura de baja tecnología,
con las mismas técnicas de la antigüedad, escaso uso de productos de
síntesis, con laboreo reducido y adición de materia orgánica. De este
modo, preserva el medio ambiente y optimiza recursos como el agua y el
suelo. Las laderas empinadas, además, no permiten el empleo de
maquinaria, lo que obliga a realizar las operaciones de recolección,
transporte, secado o eliminación de uvas de racimo de forma manual para
así «conservar la tradición y el paisaje».
Para el titular de
Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, «estamos ante una forma de vida
histórica muy vinculada al sistema agrícola del viñedo moscatel, que ha
sido y es clave para la economía de una zona con limitaciones naturales
como la Axarquía y que, por tanto, ha mantenido vivos los pueblos que la
conforman». Esta actividad, que tiene en la pervivencia del uso del mulo para el transporte
de la uva una de sus singularidades, «sin duda tendería a desaparecer
en cualquier otro contexto», de ahí, ha continuado, «la importancia de
un reconocimiento internacional que nos ayudará a conservar unos
rituales y tradiciones que se han transmitido de generación en
generación y que han dado como resultado un paisaje único y un
patrimonio singular».
La directora general adjunta de la FAO Maria Helena Semedo ha
subrayado que esos sistemas de patrimonio agrícola reflejan una
«profunda armonía entre la humanidad y la naturaleza», proporcionando un
legado de tradiciones y prácticas culturales durante generaciones.
Además de preservar la biodiversidad y múltiples bienes y servicios,
esos sitios aportan seguridad alimentaria, medios de vida para pequeños
productores y conocimiento, según Semedo, que pidió salvaguardarlos
para responder a problemas globales como el cambio climático y el
agotamiento de los recursos naturales.
Para el subsecretario español de Agricultura, Jaime Haddad,
os dos sitios españoles seleccionados el año pasado como los primeros
de Europa, son «pioneros» y demuestra el «enorme respeto» que existe en
España por las tradiciones, la biodiversidad y los paisajes agrícolas.
El responsable ha destacado que los Sistemas importantes del patrimonio agrícola mundial (Sipam) son un «instrumento para preservar y garantizar el futuro de estos sistemas agrícolas particulares que proporcionan una combinación de servicios sociales, culturales, ecológicos y económicos para la humanidad«.
Asimismo
ha instado a promover esos sitios como se hace con el patrimonio
cultural designado por la Organización de la ONU para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (Unesco), con el que la población está más
familiarizada.
En la ceremonia de hoy también recibieron la distinción un sistema agrosilvopastoril en Barroso (Portugal) y el sistema de islas artificiales de las «chinampas» desarrolladas en la Ciudad de México
y basadas en la transmisión oral de técnicas tradicionales utilizadas
ya por los aztecas, así como otros sitios de China, Egipto, Japón, Corea
del Sur y Sri Lanka.
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