MÁLAGA.- A las cuatro de la madrugada, el cuerpo del pequeño Julen salió por
fin de esa montaña que se negaba a devolverlo y fue trasladado al
Hospital Clínico Universitario, donde se le hicieron pruebas
radiológicas y escáneres a fin de comprobar si presentaba fracturas o
lesiones internas. Después, el furgón de la funeraria judicial lo
condujo hasta el Instituto de Medicina Legal (IML), según relata Sur.
El examen
forense comenzó solo unas horas después, sobre las 8.30. No fue una
autopsia convencional. Además de los dos médicos que exige la ley cuando
se trata de este tipo de muertes, se incorporaron otros tres compañeros
más para que fuese lo más exhaustiva posible. La mitad del Servicio de
Patología del IML participó en el estudio.
El resultado preliminar
de la autopsia sitúa la fecha de la muerte en el 13 de enero, es decir,
el mismo día en que el pequeño Julen cayó por el pozo de 25 centímetros
de diámetro.
No obstante, el estudio de la data en niños es más
complejo que en adultos, por lo que, para mayor exactitud, tendrá que
ser determinado mediante pruebas complementarias.
Los galenos
observaron que el menor presentaba traumatismos en la cabeza que podrían
ser la causa del óbito, aunque, como en el caso de la data, esta
hipótesis está a expensas de los resultados del laboratorio.
Las fuentes
consultadas resaltaron que esos golpes serían compatibles con la caída y
con el propio tapón que se formó sobre él.
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