MÁLAGA.- El cuerpo de Julen Roselló, el pequeño de dos años cuyo cadáver fue
recuperado esta madrugada en un pozo de Totalán por el que
había caído hace dos semanas, presenta un "traumatismo craneoencefálico severo" de acuerdo con el informe preliminar de la autopsia, según ha podido saber El Mundo.
Aunque
el pequeño habría caído de pie en el pozo -de 25 cm de diámetro y donde
llegó a una profundidad de 71 metros-, tras precipitarse por el agujero
cayeron sobre él piedras y otros sedimentos que habrían causado el golpe en la cabeza detectado
en la autopsia. Precisamente, el tapón que había sobre el niño es el
que ha ralentizado el rescate del pequeño, obligando a realizar un túnel
vertical en paralelo para rescatarlo.
El resultado de los primeros datos de la autopsia -que comenzó este sábado a las 8:30-
será trasladado a la autoridad judicial y será el Juzgado de
Instrucción nº 9 de Málaga el que determine las causas y las hipotéticas
responsabilidades, según avanzaba este sábado por la mañana el delegado
del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis.
Julen Roselló, de dos años, fue encontrado sin vida este sábado a la 1:25
de la madrugada por dos miembros de la Brigada de Salvamento Minero,
acompañados de un guardia civil del Grupo de Montaña que supervisaba las
labores.
Según la posición del cuerpo, el pequeño cayó de forma "rápida y libre" -en palabras de Rodríguez Gómez de Celis- hasta los 71 metros de profundidad, donde el pozo presentaba un relleno de tierra.
El niño se encontraba cubierto de tierra, un tapón cuya naturaleza ha intrigado a los expertos pero que, según el delegado del Gobierno, lo más probable es que, en la propia caída, se fuera desprendiendo tierra procedente de las paredes del pozo, "muy imperfectas, muy arenosas".
Esta es también la "principal hipótesis" que baraja la Guardia Civil, que ha tomado muestras del tapón para investigar su composición.
Durante casi dos semanas, unas 300 personas se implicaron día y noche en el rescate del niño, que el pasado 13 de enero cayó a un pozo ilegal
mientras se encontraba con su familia en la finca de Totalán.
Las
propias características del orificio, una prospección para buscar agua
de apenas 25 centímetros de diámetro y de una profundidad de 107 metros, unidas a las complicadas características del terreno, de gran dureza, supusieron un auténtico pulso contrarreloj para buscar soluciones que lograran llegar cuanto antes al niño.
El citado tapón, los desprendimientos y la dureza del terreno que obligaron a descartar la construcción de un primer túnel horizontal,
y las dificultades para construir y entubar otro vertical y, desde
este, la galería horizontal que ha enlazado con el pozo donde estaba
Julen no lograron minar los ánimos de los equipos intervinientes.
Ingenieros,
mineros, bomberos, miembros de Protección Civil y vecinos trabajaron
sin descanso durante 13 días en un operativo sin precedentes que, al
conocer el trágico desenlace, guardó un "absoluto, respetuoso y resignado silencio".
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