Este crecimiento viene, principalmente, motivado por el peso en Málaga del turismo y de la industria tecnológica, aunque los expertos prevén una caída de la demanda en el último trimestre del año debido a una bajada en los bolsillos de los países europeos colindantes a España (Francia, Alemania o Reino Unido), principales mercados turísticos de la región.
Estas son las principales conclusiones que se desprenden de la 43 edición del 'Barómetro Económico de la provincia de Málaga', que ha sido presentado este miércoles por el decano del Colegio de Economistas de Málaga, Manuel Méndez, y el vicedecano, Antonio Pedraza.
Málaga "sigue la senda de crecimiento", aportando un 20% al PIB andaluz y creciendo a mayor ritmo que la economía española --dos o tres décima por encima-- (2,3%) y la europea, gracias a que la provincia cuenta con "diferenciales muy positivos respecto a España y Europa": el turismo y la industria, destacando la tecnológica y la agrícola. Sin embargo, avisan de que la economía malagueña afronta "nubes en su horizonte".
En el turismo, han destacado que Málaga ha logrado diversificar su oferta y reducir la estacionalidad, algo que beneficia a los contratos de trabajo, por ejemplo, en hostelería. Con un año que se espera de récord a nivel turístico, el barómetro recoge cifras muy buenas en el primer y segundo trimestre del año, donde la demanda ha aumentado, si bien en el tercer trimestre --que coincide con la temporada alta de verano-- ha comenzado a bajar, aunque confían que siga siendo bueno, precisamente por el turismo.
La previsión de cara a los próximos meses es que la temporada turística se prolongue hasta septiembre gracias a la ruptura de la estacionalidad y en los meses de otoño e invierno la provincia atraiga a un turista "más selectivo y que gaste más".
Sin embargo, desde el Colegio de Economistas apuntan a la dependencia de los países vecinos, mercados que ahora "están tocados" por una inflación elevada y cifras de crecimiento débil; consecuencias derivadas del conflicto armado en Ucrania que "ha mermado los bolsillos". A ello se suma que la bolsa de ahorros generada durante el confinamiento por la COVID "se ha ido desinflando por las ganas de gastar y ya no está tan fuerte".
Esta situación preocupa a los expertos porque estos países son grandes emisores de turistas y pueden restringir su gasto en sus vacaciones, mermando la economía malagueña.
Por otro lado, la apuesta de Málaga por la industria tecnológica --con el parque tecnológico y la llegada de empresas como Google-- también provoca un efecto de palanca en la contratación que beneficia a la economía. También está presente la industria agrícola, donde la sequía se dibuja como otra de las "nubes" en ensombrecen la economía malagueña.
En el caso de producirse restricciones, han señalado que éstas afectarían indiscutiblemente al campo --ya muy perjudicado por la falta de riego para los cultivos, sobre todo, los subtropicales que tanto peso tienen en Málaga--, pero también al turismo.
Sin embargo, se muestran optimistas en cuanto a la
industria exportadora de productos agrarios y aseguran que su actividad
no se va a ver mermada: si el campo malagueño no da productos los
comprarán fuera.
Otro tema
acuciante es que "la vivienda se ha convertido en un problema en
Málaga". Han explicado que la demanda supera a la oferta y el parque
inmobiliario no satisface las necesidades de la población local y la que
atrae la provincia, lo que está provocando un aumento en el precio de
venta; si bien subrayan un estancamiento en el alquiler en la capital
--no en el área metropolitana--.
Para los expertos el "boom de la
vivienda es exagerado" y reclaman una revitalización de la construcción
--ya sea o no vivienda protegida-- y la agilización de los trámites
burocráticos en urbanismo.
Según el Colegio de Economistas,
tan solo un 20% de las viviendas que se venden en Málaga son de obra
nueva frente al 80% de segunda mano. "No se construye y está afectando a
un sector que siempre ha sido fuerte en Málaga", además de generar un
problema social. Por ello han pedido cooperación para que se libere
suelo urbano y se construya vivienda nueva porque la actual "no es
suficiente para una demanda que en pandemia estuvo parada y ahora ha
estallado".
Solo así confían en que bajen los precios, que
consideran "prohibitivos"; "los alquileres están por las nubes". Tanto
los alquileres como las hipotecas absorben entre un 30 y un 40% del
sueldo de un ciudadano medio natural de Málaga, lo que hace que el
acceso a la vivienda sea "prácticamente imposible".
La
inflación subyacente --en niveles muy elevados aún en el conjunto de
España-- y la subida de los tipos de interés están perjudicando a los
ciudadanos con menos recursos. A ello se suma unos requisitos cada vez
más elevados para el acceso a una hipoteca.
En este contexto, el interés
por la vivienda se ha centrado en un elemento de inversión por parte de
foráneos con un alto poder adquisitivo, que paga al contado con la
vivienda sobre plano. Por dar un dato positivo, han destacado la bajada
de la morosidad.
También como asignatura pendiente, el colegio
ha apuntado al tema de infraestructuras en Málaga y su provincia,
lamentando que en pocos años, debido al importante crecimiento
poblacional que se prevé va a soportar, "se quedan pequeñas y casi
obsoletas".
Al respecto, han pedido mirar al área metropolitana y mejorar la movilidad con los pueblos vecinos: "Hay diferencias muy acuciadas".
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